La misión que cada uno trae a esta vida se define en base al curricular de vidas anteriores. Los instrumentos son el Karma y el Dharma y estos niveles marcan las experiencias que dejaron deudas emocionales y las que dejaron superávit de entrega y, compromisos con almas amigas, asistencia a manifestaciones físicas, entre otros.
Para facilitar el trabajo terrenal, cualquier misión se desarrolla bajo la influencia de lo que se conoce como un rayo de la Manifestación Divina y está representado por un color determinado, y asistida por todas aquellas manifestaciones (Maestros, Arcángeles, Espíritus Guías y más) que trabajen para ese color . Los espíritus vienen "de fábrica" con un color distintivo. Eligieron en sus inicios pertenecer a determinado color pero puede que en base a las necesidades del "guión de la vida" deban obrar o transitar por otros colores. Por ejemplo: si la persona viene a sanar, será regida por el rayo verde, si viene a canalizar amor, será regida por el rosa, si viene a despertar conciencias será el dorado y así con 7 los colores o rayos de influencia. Siempre su tendencia será la de su rayo original.
La manifestación física además de experimentar su terrenalidad, debe completar satisfactoriamente su misión (pre-pactada antes de nacer con otras almas) . A veces las almas se auto-convocan para continuar con su trabajo de experiencia, o a veces la necesidad crea una misión específica para almas y muchas se ofrecen amorosamente a llevarla a cabo. El rayo y todos los trabajadores de la luz vinculados al mismo estarán al servicio del objetivo establecido. Es como un gran grupo especializado que se presenta para un trabajo específico.
Cuando un alma trabaja en determinado rayo, su polaridad hace que se identifique con personas que trabajan en el mismo color (resonancia). Si la persona se deja influenciar por la mente, esta decidirá hacia que lugares le conviene ir en base a las necesidades del ego, y eso puede desembocar en entrar en contacto con personas que no están para nada a fin con nuestra vibración. Es ahí donde se producen choques energéticos y es prioritario darse cuenta a tiempo para evitarlos. Una situación de estas puede desencadenar una caída vibracional importante. Se puede manifestar a través de problemas emocionales básicos, depresión, cambios de humor, intolerancia, miedos o problemas psiquiátricos momentáneos o definitivos.
Podríamos definir que hay tres instancias de la misma:
Vibración baja : Compromete nuestra misión, cuesta tomar decisiones por no vibrar en conocimiento, cuesta enfocarnos, alinearnos con la Divinidad. Una vibración baja se emparenta más con la materia o con todo lo relacionado al cuerpo y sus necesidades primitivas.
Vibración media : Nos permite tomar decisiones alineadas con el conocimiento. Somos más intuitivos y creativos. Podemos mantenernos en ese estado durante mucho tiempo, pero estamos como en la cuerda floja y podemos tener un tropezón que nos conduzca a la baja. También podemos usarla de trampolín para el salto hacia más.
Vibración alta : Es cuando estamos haciendo lo que vinimos a hacer, cuando trabajamos en nuestra misión y vibramos en las frecuencias más asociadas a la luz, al amor, al equilibro, la pureza etc. Es cuando estamos bajo la luz del rayo que nos pertenece y no a su sombra.
Como padres o integrantes de una familia debemos cuidar a nuestros semejantes y a nosotros mismos de no exponernos a personas o grupos de personas que no están afín con la vibración familiar. Hay que mantenerse muy alerta no sólo cuando vamos a lugares sino cuando determinadas personas visitan nuestro hogar. No todas las personas son conscientes de sus energías o la fuerza de su subconsciente. Quienes a veces nos parecen bien intencionados pueden contener una energía inconsciente manejada por su subconsciente desbordante que no controlan y que arrasa o se mueve como un torbellino por nuestro hogar desequilibrando todo el orden establecido.
Hay personas que parece que tuvieran todos sus temas resueltos, uno los ve y no se da cuenta de nada raro en ellos; son amables, serviciales y caracterizados por una natural y contagiosa simpatía. A veces estas personas son esponjas de las energías ajenas , son como aspiradoras que entran a nuestra cuenta y sacan nuestro caudal energético, y todo esto lo generan de forma inconsciente y sin mala intención. Estas personas son a veces del mismo rayo, de rayos paralelos o cercanos ,su polaridad es opuesta entonces, cuando se encuentran con semejantes del mismo rayo por afinidad nos dejan prácticamente carentes de energía; incluso, se pueden presentar malestares físicos importantes inmediatamente luego de que la persona abandona nuestra área de seguridad. Por lo mismo, es importante estar alertas cuando nos encontramos o vinculamos con personas y darnos cuenta si al irse ellos nos sentimos mal físicamente. De la misma forma nosotros podríamos estar vibrando bajo y generarle a otras personas descalabros energéticos. Es tan importante encontrarnos con la vibración adecuada como protegerla. Es nuestra responsabilidad para con nosotros y para con los demás. Editorial Entre 2 Mundos Francisco Tapia
Comments