De niños se nos repetía esta frase y crecimos aceptándola como verdadera. Incluso quizás de la boca de algún profesional calificado se escuchó “no tienes que ser perfecto”. Estas afirmaciones felizmente no son ciertas, si bien la perfección es un concepto abstracto y personal, tender a ella es un camino sin retorno ya que no se sabe que tan alto se puede encontrar ni cuál es su techo.
Es evidente que siempre hablamos de una perfección conceptualmente invadida por criterios, reglas y paradigmas socio culturales y no hacen más que representar una corriente de pensamiento o actitud de determinada época. Lo que era la perfección para nuestros abuelos, no es la misma que para nosotros, así que si este concepto varía a través de las épocas de seguro que no es referencia de nada.
Aprendamos de una vez que lo que es perfecto no puede tener varias definiciones, es como hablar de la belleza. ¿Puedes definir belleza? . Si el concepto tiene tantas definiciones como personas, hay un problema de percepción o de enfoque.
Si partimos de la premisa de que la belleza o la perfección son conceptos subjetivos entonces no podríamos afirmar que la belleza como entidad o la perfección existen. Sólo podríamos afirmar que existe la percepción a través de los sentidos de tales expresiones.
Pero la perfección tiene su homónimo en el ámbito espiritual y es que como “todo lo que es arriba es abajo”, la perfección tiene sus expresiones en la tierra que se perciben como dijimos a través de los sentidos y en el ámbito espiritual se habla de perfección cuando algo es puro, no está viciado de ego ni de sombras de la personalidad. La perfección no nace, siempre existió, solo encuentra su camino de bajada a la manifestación externa como a través de las artes. La esencia primigenia (esencia original) del ser humano puede ser perfecta pero desde ahí se recorre un largo camino de imperfección que deja la experiencia que deja marcas y van ensombreciendo la esencia perfecta.
Perfecta o perfecto es lo mismo, quiere decir que fué originado en un ambiente donde sólo el amor está presente, donde la intención de la existencia es manifestar la pureza, la felicidad, el equilibrio, la paz, la luz, el bien, la bondad.
La perfección existe pero es invisible, es una vibración, no una forma. Puede ser exteriorizada más no manipulada.
La perfección nunca debió ser negada ni anulada pues realmente existe si nos sacamos los lentes con los que nos enseñaron a ver el mundo, no sólo la entenderías sino que la verías. Tú puedes, debes y alcanzarás la perfección pues de ella vienes y hacia ella vas. Eres como un boomerang que fue lanzado para recolectar los frutos de las palmeras y vuelves cada vez con un éxito acumulado y si no lo traes, serás lanzado hasta que lo logres pues es tú cometido y razón de ser.
La forma o cuerpo no es la perfección pues está compuesta de materia imperfecta, imperfecta pues es perecedera en el tiempo y la perfección es eterna.
Toma tu brújula y guíate por los campos magnéticos que rigen tu vida. Camina hacia la perfección que si bien de todas formas llegarás, podrías estar a años luz si no eres consciente de su existencia.
Editorial Entre Dos Mundos
Francisco Tapia
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